Irreverencia
Todavía recuerdo cuando cada calle de mi colonia tenía su pandilla y todos los “valedores juveniles” se identificaban con el estilo de vida Rockero-Urbano de los años ochenta. Conocíamos mucho de ellos, por ejemplo: en donde conseguían la droga y que guardaban la marihuana en las juntas de los tabiques. Por otro lado, sabíamos quienes eran buenos para los putazos y cuales eran los tipos que solían fanfarronear con sus revólveres. En este ambiente supe de la existencia de bandas como: Los Chaplins, Los Charales o los Gavilanes. La lucha por el territorio era básica y nadie podía vender droga, asaltar o causar disturbios en zonas ajenas, todo formaba parte de un Status Quo. Pero todo esto termino a mediados de los noventa, varios jefes comenzaron a caer tras recibir una rociada de plomo o por unos piquetes. Las pandillas más débiles se retiraron y las que continuaron terminaron en el reclusorio de Santa Martha Acatitla.
Por un periodo pensé que aquellas escenas de violencia tan cotidianas habían quedado lejos, pero la realidad es otra; ahora cualquier adolescente pendejo quiere asaltarte a afuera de tu casa o intenta secuestrar a la hija del abarrotero. Hace un par de semanas un trío de chamacos (que venía de Neza) intentó asaltar a una chica, para su desgracia, capturaron a uno de ellos en su intento de huir en motoneta. En otros tiempos le hubieran guardado un fierrito en el sistema digestivo (a la vieja usanza, claro), pero varios padres de familia prefirieron guardar esos recuerdos briosos y resolvieron divertirse con el chavo antes de llamar a la policía. Así que por más media hora salieron a relucir los métodos de tortura más rudimentarios: Los clásicos toques (con un cable de plancha), golpes bajos, el chile en los ojos, hidroterapia en la zona respiratoria y por su puesto, no podía faltar el extremista que sugirió prenderle fuego con un poco de gasolina que había encontrado. Creo sin duda, que cualquiera que desee venir a estas calles a alterar el orden de tal forma, debe de asumir las consecuencias, es una idiotez, una irreverencia, no afirmo que deseo que vuelvan los viejos tiempos, pero creo que debe de quedar claro que la gente no olvida sus orígenes, sus costumbres.
2 Comments:
ah cabrón, este post me latió un chingo. al parecer el trabajo y las presiones, matan el espíritu desmadroso, pues al leerte de nuevo, vuelves a inyectarle un chingo de furia a las letras. a huevo.
en cuanto al vandalismo, pues verás, siempre he tenido opiniones muy encontradas, por un lado, me caga el palo llegar a mi barrio y observar a los putos drogadictos cagando y meando fuera de mi casa, me caga también, corroborar que la puta pobreza y el tercermundismo de mi barrio es cíclico. aunque, por el contrario, me jacto de vivir aquí, entre tanta mierda, pues al confrontar dizque el mundo real, el mundito de los intelectuales, de los académicos, de los putos condechis, reflexiono y me siento orgulloso de vivir en un barrio bravo, de tener curtido el pellejo y saber reaccionar ante los madrazos. mil veces esto, que vivir en san ángel, la roma, narvarte o portales, entre lo bonito y maricón.
cámara, a seguirse rifando.
israel
By Rabia pura, At 8:28 PM
como cambian, ahora se madrean a los malandros.
Extrañaba estas entradas
By doña tere, At 1:25 PM
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