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Saturday, December 22, 2007

Historia de guerra 3


O mejor dicho:
-No mames, eso sonó como a una beretta. (A huevo, me gustan las historias pendejas de guerra)

Por una jodida razón, a la maestra de educación física de la secu, se le ocurrió que muchos de los weyes que eran sus alumnos, recibían una dieta más allá del tercer mundo basada en puras porquerías y excedentes de harinas. Inmediatamente hizo un programa de acondicionamiento físico que se basaba en ponernos a correr todos los días por alrededor de 30 minutos, y gradualmente ir subir el tiempo hasta llegar a 1 hora y 30 minuetos. La historia de guerra comienza cuando salíamos de unos de esos entrenamientos y me fui con un wey al que le llamábamos el “Tobi”. Al acercarnos a un mercado se escucho un disparo de bala.
-¡No mames, eso sonó como a una beretta!
-Ayyyyyy no mames, ¿cómo sabes que es una beretta?, ¡no digas mamadas!
Bueno, yo tampoco sabía como sonaba una beretta pero estaba muy pendeja su observación. Transcurridos unos segundos después del balazo, pasaron corriendo a nuestro lado dos weyes y uno se ocultaba una pistola en su chamarra; subieron a una combi y se perdieron. Cuando no acercamos al mercado nos dimos cuenta que los dos weyes que habían pasado a nuestro lado, habían querido asaltar a un chofer de aceite, y éste al no quererles dar la lana pues, le metieron un balazo en la nalga. La bala al parecer le entró por una nalga rebotó con el hueso del muslo y salió cerca de de la primera herida. Cuando el chof (que se encontraba apoyado en una pared sin nadie que le prestará ayuda) no pudo contener los brotes de sangre, quitó su mano y un chorro de sangre parecido a una fuga de agua se disparó hacia el suelo. No podía creer que la presión de la sangre lanzara un chorro de sangre de alrededor de 50 centímetros. Me imagino que la gente que había visto todo lo sucedido, no reaccionó de inmediato porque no supo que hacer, y tuvieron que pasar unos minutos para que un comerciante con un cinturón le aplicará un torniquete, pusieron un cartón en el suelo y lo acostaron; llamaron a la ambulancia.
-Te dije que era el sonido de una pistola, me jefe es policia.
-¿No mames, no que era una beretta?
-Entonces vete a la verga.
No recuerdo si todo fue tan rápido a tan lento, pero antes de irnos a nuestras casas mi amigo y yo, vimos como la sangre que ya comenzaba a dispersarse, se coagulaba lentamente y comenzaban a deslizarse para después caer de la banqueta.

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